jueves, 23 de septiembre de 2010

arquitecto contemporáneo

El más grande arquitecto contemporáneo es, el aparato de expulsión de hombres fuera del sistema de oportunidades y garantías instituido en la sociedad actual.

La reciente aparición en todo el territorio de la urbe, de enclaves impermeables de excluidos y auto-excluidos, sin diversidad cultural y con clara vocación separatista, como lo son las villas y los barrios privados, plantean conflictos sociales y condicionan el desarrollo de la ciudad.
Estos enclaves interactúan con el resto de la ciudad fagocitándose a la misma, pero sin intenciones de interactuar de una manera bi-direccional.

Frente a este escenario, trabajar la villa 21-24 como emplazamiento para poryectar implica, interactuar con múltiples variables complejas. Una amplia variedad de vectores que interfieren en el sistema fáctico de realidades construidas-construibles.

El sistema de consumo imperante expulsa por fuera del régimen de oportunidades a un gran número de personas, que son forzadas a habitar la des-valía, como persona que “no vale” para el resto de la sociedad. Esta última hipótesis es discutible, nos interesa dejar abierta esta perspectiva.
Si el sistema es quien expulsa a los villeros y los obliga a su condición, les convierte en desamparados sociales que frente a una realidad impuesta se sublevan, reaccionan y agrupan tratando de sobrevivir. Conformando enclaves y propias guerrillas urbanas de resistencia a la urbe.
A su vez los villeros, desde una perspectiva marxista histórica, pueden ser entendidos como elementos necesarios y serviles al sistema de capital. Los obreros sin conciencia de su condición, son la mano de obra que utilizan los capitalistas para obtener la plusvalía general y su ganancia particular y representan la exclusión social estructural.

La vivienda de nuestro tiempo se construye en la urbe y no hay plan estatal que supere el derrame que el mismo “estado” registra/genera. Lejos (o no tanto) de los centros de poder en la urbe, emergen focos de resistencia urbana.

Si lo público es lo “común” a todos, nunca fue “público” para un villero, para un excluido, el acceso a las oportunidades vigentes. El propio surgimiento de las los asentamientos de emergencia y su sistema de relaciones con el resto de la ciudad desde su “chapa” fundamental, tienen una vocación apática a la totalidad de la urbe. Solo se relacionan obteniendo “del resto” lo estrictamente necesario. Esta situación de “ghetto amurallado” vigente, se genera dada la relación conflictiva entre partes: externamente, desde el resto de la sociedad que rechaza los accionares villeros. Internamente, quizás por algún vestigio inconsciente que genere resentimiento sobre el estado inicial de su condición poco igualitaria con el resto de la sociedad.

Queremos dejar sentado en estas líneas, que el término “vivienda social” es un fraude y gracias a ello todas las políticas estatales actuales enmarcadas bajo estos parámetros.
Toda “vivienda social” es en sí, tanto vivienda, en cuanto genere un hábitat al hombre y social en cuanto se formule en comunidad de hombres, representando fácticamente pequeñas sociedades, que conllevan a forjan un habitar más mejor al ser humano!

La mirada villera_
_no tenían donde ir.
_se agrupan entre pares para vivir mejor.
_okuparon ámbitos intersticiales de dudosa potencialidad urbana.
_representan la exclusión social estructural.

“la arquitectura para la pobreza, no debe implicar pobreza de la arquitectura” J. Sarquís.

La mirada urbana_
_un nuevo emplazamiento que afecta (sin proposición de valor) a la ciudad.
_conflicto de intereses, necesidad de planteos estratégicos viables de inclusión de sus habitantes al resto de la sociedad.
_la producción de habitación popular actual, genera exclusión-segmentación.
_la imposibilidad inclusiva del nuevo hábitat popular en la relación ciudad-habitación popular.

“Caminito al costado del mundo
por hay e de andar buscándome un rumbo
ser socio de esta sociedad
me puede matar”
la renga

Los pioneros de las villas una vez se encontraron aislados y sin lugar a donde ir. La sociedad (vos y yo) pareció olvidarles. Fue la ciudad finalmente quien les dio cobijo. Quien expuso las yagas de su estructura, sus grietas, sus intersticios. Los villeros simplemente okuparon estas vacancias.
El germen de la villa se dispara, cuando desde donde se viene ya no existe y no hay lugar donde ir.
El villero nace con la villa y detiene su herrar, para comenzar a pertenecer a “este” un nuevo emplazamiento, su nuevo hogar. Aquí comienza el sistema de arraigo al sitio, donde su aislamiento se termina, sus relaciones se multiplican y sus oportunidades se ven afectadas positivamente.

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