domingo, 28 de octubre de 2012

Focillon


 “No debe olvidarse que la arquitectura presenta simultáneamente un doble aspecto, masa externa – masa interna, y que la relación entre una y la otra es de un interés especial para el estudio de la forma en el espacio…. Ellas pueden ser función una de la otra y hay casos en los que la composición exterior permite de percibir inmediatamente el arreglo de su contenido. Pero esta regla esta lejos de ser constante, así es bien conocido el esmero que consagra la arquitectura cisterciana a ocultar detrás de la unidad de sus masas murales, la complejidad de su organización interior……
Pero, si se quiere reflexionar de manera adecuada: la maravilla la más remarcable es que la arquitectura permite de concebir y crear un revés del espacio. El hombre actúa y se desplaza al exterior de todo cuerpo, invariablemente afuera y, para penetrar más allá, tiene que romperlos……..
Sea que realice moradas, iglesias o navíos, el rasgo distintivo de la arquitectura entre todas las artes, no es tanto de albergar un vacío cómodo rodeándolo de garantías, sino construir un mundo interior en el cual el espacio y la luz se miden según las leyes de una geometría, de una mecánica y de una óptica que a pesar de estar necesariamente implicadas en el orden natural, la naturaleza no las fabrica… Es así que el arquitecto constructor envuelve no el vacío, sino una suerte de residencia de formas, que él modela de adentro y de afuera, como un escultor”
Henri Focillon, La vida de las formas
Paris 1934

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